El “Espectro del Animo”
 
Muchos expertos en trastornos del ánimo concuerdan en que existe un número considerable de pacientes cuyos síntomas, si bien indican la presencia de algo que va más allá de la depresión, no son suficientes para el diagnóstico de bipolaridad.

El actual sistema de diagnóstico oficial del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) no tiene cabida para estas personas, quienes van a parar a una especie de limbo diagnóstico, sin saber bien qué es lo que les pasa, o incluso peor, recibiendo un tratamiento que no es el indicado y que para colmo de males puede hacer que se sientan cada vez peor.

Esto se debe a que el sistema del DSM está basado en categorías, las cuales a su vez requieren de la presencia de ciertos síntomas, que deben manifestarse en cierto número y con cierta frecuencia para permitir el diagnóstico de cada trastorno. Por ejemplo, para el diagnóstico de trastorno bipolar tipo 1, el DSM exige la presencia de al menos un episodio de manía (euforia, exaltación y/o irritabilidad extremas); para el tipo 2 sólo se requiere de un episodio de hipomanía (similares síntomas a los anteriores pero de menor intensidad).

En buen castellano esto quiere decir que los diagnósticos en salud mental son un asunto de blanco o negro, tienes el trastorno o no lo tienes. No existen términos medios ni medias tintas para el manual.

Si bien la realidad es bastante más compleja que las categorías propuestas por el DSM, no se trata tampoco de desestimar la utilidad del manual, ya que permite aunar esfuerzos en la investigación en el campo de la salud mental. Gracias al sistema de clasificación de los trastornos mentales, los expertos de diversas partes del mundo pueden compartir información y saber que están hablando -a grosso modo- de las mismas patologías.

En cambio, el modelo del Espectro de los Trastornos del Ánimo o Espectro Bipolar, propone un continuo desde la Depresión Mayor hasta la Bipolaridad, con toda una gama de condiciones intermedias.

 
Depresión Bipolar Tipo 2
Bipolar Tipo 1
 
 

A diferencia del sistema categorial del DSM, éste es un modelo dimensional, que concibe la posibilidad de que cada síntoma o problema pueda presentarse en distintos grados a lo largo de un continuo de posibilidades, desde manifestaciones muy sutiles (imperceptibles para los demás), hasta señales inequívocas y evidentes (fácilmente observables por los demás).

Así, según el modelo del Espectro Bipolar, la pregunta clave no es si tienes depresión mayor o trastorno bipolar, sino más bien “qué grado de bipolaridad tienes?”.

Esta pregunta no es irrelevante, ya que si tu grado de bipolaridad -aunque no tengas síntomas evidentes de manía o hipomanía- es mayor que el de quienes se encuentran más cerca del polo de la depresión mayor, puede ser que los antidepresivos sean una pésima alternativa de tratamiento para ti.

Finalmente, nunca olvides que los diagnósticos son sólo un intento de aproximarse y describir la realidad, pero no la realidad íntima y subjetiva de la mente como tal. El diagnóstico es una herramienta y se supone que debe servir de ayuda para guiar el tratamiento y promover una vida mejor y más feliz, no para etiquetar a una persona ni definirla.

Repite conmigo: “no SOY bipolar, sino que tengo bipolaridad”, o “mis fluctuaciones del ánimo están dentro del espectro bipolar”, o incluso “tengo un poquito de bipolaridad”…

 
 
 
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